Cuando los tratamiento no invasivos no resultan efectivos, o cuando la patología que nos encontramos, bien por su gravedad, bien por lo avanzado del estado, lo requieren, se plantea el tratamiento quirúrgico.

Frecuentemente, sobre todo en la patología de carácter traumático, el tratamiento quirúrgico se hace necesario de entrada. Se intentará restaurar, la normal anatomía del organismo que permita en el futuro, en función de la gravedad de la caso, la ausencia de dolor y la completa movilidad de los miembros.

En cuanto a la patología de tipo crónico o degenerativo, el momento de realizar un tratamiento quirúrgico dependerá de la situación clínica, del dolor y la capacidad de movilización de la región afecta, así como de las expectativas de cada paciente. El tratamiento quirúrgico, en estos casos, debe ser siempre una decisión consensuada, en la que quede claro qué se puede intentar obtener con esta actuación.

Las técnicas quirúrgicas actuales persiguen la resolución del problema de la forma menos invasiva posible. De esta forma se disminuye el padecimiento postquirúrgico, se acorta el plazo de recuperación del paciente y se minimizan las complicaciones derivadas de la cirugía. Al amparo de esta filosofía se han desarrollado técnicas como la artroscopia y la cirugía mínimamente invasiva. En cualquier caso, debe ser el especialista el que determine el tipo de cirugía a realizar en cada caso.