Pie Plano Infantil
El pie plano infantil es una de las causas más frecuentes de consulta por parte de los padres que llevan a sus hijos al traumatólogo. Como siempre que se trata de ortopedia infantil el objetivo en estas consultas es doble: por una parte detectar situaciones patológicas y tratarlas y por otra explicar la situación a los padres de una forma comprensible y tranquilizadora.
En los últimos años, este tema ha sido ampliamente estudiado, de forma que se han podido establecer con claridad las diferencias entre lo que es una situación fisiológica (de normalidad), propia de la edad del niño y lo que es un problema que precisa tratamiento.
Hablamos de pie plano cuando existe una ausencia del arco plantar longitudinal del pie, desviándose el talón hacia fuera y el tobillo hacia dentro, tocando la parte interna del pie el suelo. En principio, todos los niños tienen el pie plano, ya que el arco plantar es una estructura que se va desarrollando progresivamente durante los primeros años de vida, alcanzando su madurez hacia los 12 años de vida. En estos primeros años, la elasticidad de la estructura hace que el propio peso del cuerpo la hunda adquiriendo el pie la morfología de plano. Con el paso del tiempo, la estructura va adquiriendo consistencia, se va perdiendo elasticidad y va apareciendo el arco plantar. Esta es la evolución normal del pie en el niño, aunque existen algunas situaciones en las que por un problema estructural el arco plantar no aparecerá.
La finalidad de la evaluación del pie en el niño es diferenciar aquellos pies que desarrollarán el arco plantar de forma natural de aquellos (muy pocos casos) que no lo harán. Para ello se realizan dos maniobras muy sencillas: poner al niño de puntillas y elevarle el dedo gordo del pie. Si con estas maniobras aparece el arco plantar quiere decir que estamos ante un pie plano flexible fisiológico, si no es así hay que pensar en un pie plano rígido, buscar la causa y tratarla.
Durante mucho tiempo, el pie plano flexible se ha tratado con plantillas o calzado, que han demostrado ser totalmente inútiles, ya que no modifican la evolución del pie, obteniéndose el mismo resultado tanto si se usan como si no. Lo importante, tras explorar al niño, es explicar a la familia cuál es la situación y cómo evolucionará con el tiempo, tranquilizándolos y evitando crear la imagen de un problema que realmente no existe.
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