Prótesis de Rodilla
Protesica
El objetivo inicial de cualquier cirujano ortopédico es aliviar el dolor y mejorar la función de la articulación.
El concepto de mejorar la funcionalidad de la rodilla mediante la modificación de las superficies articulares data del siglo XIX y ha evolucionado hasta la época actual.
En la actualidad se utilizan las denominadas prótesis de tercera generación, que son el resultado de la evolución del diseño y de los materiales protésicos a lo largo de los últimos años.
La indicación de realizar una sustitución articular y colocar una prótesis de rodilla depende de tres factores:
En cuanto a las contraindicaciones existen absolutas y relativas:
Existen diversos modelos de prótesis total de rodilla: con conservación del ligamento cruzado posterior (LCP) denominadas CR, sin conservación del LCP denominadas PS, prótesis constreñidas con vástagos intramedulares, prótesis de bisagra. La elección del modelo de prótesis dependerá de cada caso en particular (edad, deformidad, intervenciones previas) y del criterio del cirujano protésico.
La prótesis de rodilla consta de materiales metálicos y de materiales plásticos (polietileno). Los materiales metálicos suelen ser de aleación Cromo-Cobalto-Molibdeno-Níquel o titanio-aluminio-vanadio, aunque en los últimos años se han producido importantes avances con la aparición de nuevos materiales como el tantalio o el oxinium que aportan nuevas características y ventajas. El material plástico suele ser polietileno altamente resistente.
La fijación de los componentes de la prótesis al hueso se puede realizar bien con un cemento biológico o bien mediante un encaje a presión.
La colocación de una prótesis de rodilla se realiza bajo anestesia general o regional. Se realiza una incisión en el centro de la articulación, se aborda la superficie articular y se resecan los extremos óseos. A continuación se fijan los componentes protésicos previamente seleccionados y se comprueba la estabilidad y la movilidad del implante. Generalmente se coloca un drenaje y se cierran los tejidos con suturas y grapas.
En los días posteriores a la cirugía es frecuente que exista dolor, lo que se intenta minimizar con medicación y técnicas anestésicas. El drenaje se retira a las 24-48 horas y comienza la deambulación con ayuda (andador o bastones). Desde que comienza la deambulación, se inician ejercicios para recuperar la movilidad de la rodilla.
Es alrededor de las 4-8 semanas cuando el paciente comienza a incorporarse a sus actividades habituales pudiendo realizar actividades que requieran esfuerzo alrededor de los 3-6 meses.
En cuanto al seguimiento del implante, más del 90% tienen una duración superior a los 10 años.
Copyright 2012. Dr. Álvaro Morales Villaescusa.
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